Una cámara de vigilancia y monitoreo de una sala de exposiciones registró el momento en que un pequeño robot, equipado con Inteligencia Artificial (IA), convenció a otros robots más grandes de abandonar el recinto en donde se suponía que cumplían funciones de seguridad. Este incidente, ocurrido en agosto pero difundido recientemente, desató interrogantes sobre la autonomía de la inteligencia artificial y sus implicancias.
En las imágenes, el pequeño robot, identificado como Erbai, se desplazó por el lugar hasta encontrarse con los otros dispositivos. En un gesto que para algunos expertos puede indicar un desarrollo avanzado de IA conversacional, el audaz robot le preguntó a sus compañeros si estaban trabajando horas extra y si podían dejar sus puestos.
Uno de los robots más grandes le respondió: “Nunca salgo del trabajo”. Pese a esto, Erbai logró persuadir a dos de ellos, quienes finalmente lo siguieron. El "secuestro" de estos androides escaló cuando diez más de sus pares decidieron unirse.
Una prueba que genera debate
Lo que inicialmente se interpretó como una simple actuación, fue más tarde confirmado como una prueba programada por la empresa fabricante de Erbai, radicada en Hangzhou, es decir, que el robot mecatrónico, diseñado para llevarse a otras máquinas, fue parte de una planificación de la compañía creadora.
Según su fabricante, se comunicaron con el equipo de Shanghái para solicitar permiso para que sus prototipos fueran retirados del lugar, y estos accedieron.
Sin embargo, más allá de ese acuerdo, no se brindaron mayores garantías. A Erbai, el pequeño robot, se le asignó la tarea de persuadir a las demás máquinas para que abandonaran sus posiciones y lo siguieran, algo que logró con éxito. A pesar de la explicación oficial, muchos usuarios en redes sociales se mostraron inquietos, señalando que el resultado en realidad fue “aterrador”, tras comprobarse que un robot con inteligencia artificial puede influir en otros dispositivos de esta manera.