El 2023 que pronto se despedirá fue un año con noticias excitantes en los campos de la tecnología y de la ciencia. Ahora, las máquinas tienen habilidades que hasta hace poco parecían exclusivas de las personas. Mientras tanto, los humanos también se parecerán a los ingenios mecánicos: ya está todo listo para los primeros implantes de chips en el cerebro.
Además, los dispositivos holográficos amenazan el status quo de una industria que desde hace décadas vende tangibles e intangibles. ¿Qué ocurrirá con todas esas innovaciones en el 2024 que se avecina?
La inteligencia artificial generativa
La IA no es cosa nueva, aunque este año se consolidó la variante generativa. Con ChatGPT de OpenAI como emblema, el gran suceso tecnológico de 2023 ha sido la creciente capacidad de las máquinas —en rigor, algoritmos y softwares específicos— para realizar tareas de suyo humanas. Bueno, ya no.
Para desprevenidos, un brevísimo resumen acerca de la IA generativa. Un gran caudal de datos que sirven como entrenamiento y son su trasfondo: se basan en modelos de lenguaje masivos (LLM). En el caso de los chatbots como ChatGPT y Google Bard, la magia se traduce en la capacidad para redactar textos desde cero, resumir otros ya existentes, escribir código de programación, responder consultas y conversar con tono natural. Son una versión new age de los buscadores web, combinados con los asistentes virtuales, y una pizca de Wikipedia.
Por otra parte, están los generadores de imágenes. Básicamente, son programas que reciben indicaciones por escrito —prompts, en la jerga— y traducen los pedidos en un dibujo o foto realista.
De cara al próximo año, la IA generativa prevé consolidar la fama que consiguió en 2023. OpenAI tendrá más rivales. Además de Google —que subió la apuesta con Gemini—, también participan en el sector gigantes tecnológicos como Amazon, Meta y Microsoft. En este marco de creciente competencia, el pleito entre Sam Altman con la junta directiva de la organización que lidera ha exhibido qué podemos esperar de la nueva IA en 2024.
Cuando Altman fue despedido —el castigo duró poco, apenas una semana— se filtró una carta en la que fue apuntado por el supuesto desarrollo de una inteligencia artificial general, en el marco de un proyecto denominado Q*. A un lado de los tecnicismos, esa tecnología sería tan poderosa como riesgosa: superaría las capacidades humanas.
Así, la inteligencia artificial en 2024 no detendrá su marcha innovadora. En paralelo, avanzarán los ánimos de regulación, que tienen a Europa picando en punta. Podemos decir, entonces, que estas innovaciones se profundizarán el año que viene, mientras autoridades, especialistas y defensores de la privacidad intentarán que sus brillos no nos encandilen hasta el punto de perder de vista los peligrosos asociados a ese despliegue.
Los dispositivos con hologramas
Una de las novedades tecnológicas más cautivantes, este año, fue la de Humane, que presentó el dispositivo AI Pin. A primera vista, es un simple cuadradito que se ajusta en la solapa. Pero al examinar sus características, encontramos un ingenio que —al menos potencialmente— podría desplazar a los smartphones y cambiar las reglas de juego en la industria móvil.
AI Pin será más un complemento que un reemplazo para los teléfonos. Su encanto se resume en las funciones que ofrece. Para comenzar, es una suerte de materialización de la inteligencia artificial: el equipito reconoce las órdenes y pedidos del usuario, y así responde. Hasta aquí, es como si Siri, Alexa o Assistant tuviesen un hardware dedicado. La propuesta se completa —y seduce— con la capacidad de AI Pin de mostrar hologramas sobre diversas superficies, por ejemplo en la palma de la mano. De allí que se lo piense como un reemplazo del celular, ya que no precisa de las pantallas tal como las conocemos.
Con un período de ventas que ya inició, se espera que en 2024 el AI Pin de Humane haga pie en el mercado. Los meses que siguen serán cruciales para saber si esta firma creada por dos exempleados de Apple, que además cuenta con el apoyo financiero del mencionado Sam Altman, se convertirá en un jugador importante dentro de la industria. O si, por el contrario, será un caso más de hype, terminología que en el sector se emplea para hacer referencia a las novedades que generan mucha expectativa, prometen mucho y, finalmente, provocan desilusión.
2024 será el año de los ciborgs: la avanzada de Neuralink
En 2023 las máquinas se parecieron cada vez más a los humanos, y en 2024 los humanos se parecerán cada vez más a las máquinas. No es un argumento salido de Black Mirror, la serie que ahora es emblema del futurismo. En cambio, la referencia es a planes que se concretarán en el mundo real, con Neuralink como máximo protagonista.
Desde su fundación en 2016, los avances de la empresa especializada en neurociencia, propiedad del magnate Elon Musk, fueron parsimoniosos aunque sostenidos. Luego de las promesas iniciales, llegaron los ensayos con animales, llegó la aprobación de las autoridades en Estados Unidos y finalmente la búsqueda de voluntarios para los primeros ensayos con humanos.
Según un informe reciente de Bloomberg, ya hay miles de voluntarios dispuestos al implante de un chip en el cerebro, que tiene el tamaño de una moneda y se conecta con cables delgadísimos. La compañía explicó que en este primer período serán elegibles personas con cuadriplejia o esclerosis lateral amiotrófica (ELA), cuyas condiciones mejorarían con esta tecnología.
Según contamos anteriormente, Neuralink de Elon Musk trabajó en los últimos siete años en una interfaz cerebro-máquina que permite un novedoso vínculo entre las personas y las máquinas. Se ha dicho que los usuarios con el chip podrán controlar diversas funciones sin la necesidad de tocar la pantalla o usar periféricos. Además de esas capacidades, Neuralink dijo que en el primer despliegue de su tecnología en humanos se enfocará en tratamientos en pacientes con trastornos neurológicos, para permitirles el control de computadoras, celulares y otros equipos mediante la actividad cerebral.
El avance, que tendrá una instancia crucial en 2024, no ha estado exento de las polémicas. Además de los temores que genera la inclusión de tecnología dentro del cuerpo humano; organizaciones de defensa animal han apuntado a Elon Musk por supuestos maltratos a simios y cerdos durante las pruebas de laboratorio, crueldad que el empresario negó.
Con la IA generativa, las posibles nuevas reglas de juego en la industria y la irrupción de seres parecidos a ciborgs, 2024 será, sin dudas, un escenario más parecido a lo que hasta hace poco tiempo parecía acotado a la ciencia ficción.