Soledad Pastorutti, conocida cariñosamente como “La Sole”, es una de las figuras más emblemáticas del folclore argentino. Nacida el 12 de octubre de 1980 en Arequito, un pequeño pueblo en la provincia de Santa Fe, Soledad ha mantenido siempre un fuerte vínculo con sus raíces y su tierra natal.
Desde muy joven, Soledad mostró un talento innato para la música. Su pasión por el folclore fue inculcada por su padre, quien era un ávido lector del “Martín Fierro” y tenía en casa un bombo y una guitarra. Acompañada por músicos locales, comenzó a presentarse en distintos escenarios del interior del país, ganándose rápidamente el cariño del público.
En 1996, su carrera despegó cuando ganó el Premio Revelación y Consagración en el Festival de Cosquín. Desde entonces, ha vendido más de siete millones de discos y ha recibido numerosos premios, incluyendo el Grammy Latino y varios Premios Gardel.
A pesar de su éxito, Soledad nunca ha perdido el contacto con sus raíces. Vive en una finca en las afueras de Arequito junto a su esposo Jeremías y sus dos hijas, Antonia y Regina.
La decisión de Soledad de permanecer en Arequito, a pesar de su ajetreada agenda laboral que la lleva a recorrer el país y el mundo, es un testimonio de su amor por su tierra natal. En diversas entrevistas, ha expresado que vivir en Arequito no es un impedimento para su carrera, sino una fuente de inspiración y tranquilidad. Su hogar no solo es un refugio para ella y su familia, sino también un lugar donde puede conectarse con sus raíces y encontrar la paz que necesita para seguir creando música.
La finca de Soledad es un lugar especial donde conviven varias generaciones de su familia. Sus padres, Omar y Griselda, también viven en el mismo terreno, al igual que su hermana Natalia, quien también es cantante. Esta cercanía familiar es una parte fundamental de la vida de Soledad y una de las razones por las que nunca ha considerado dejar Arequito.
“Hay que fortalecer la raíz para que ese árbol sea fiel a su interior. Yo nunca me fui de mi pueblo. Mi familia y mi lugar es el mismo. Puede haber diferentes maneras de vivir, pero los valores nos unen. La fortaleza y la alegría son fundamentales”, confesó la artista en una reciente entrevista.