Gran Hermano expulsó a Keila Sosa de la casa a 30 días de haber ingresado. Lo hizo a través de la puerta giratoria, lo cual la convierte en la primera jugadora en irse mediante esa vía en la adaptación argentina de la competencia.
“Hoy pasó lo que se sabía que tarde o temprano iba a pasar”, anunció Santiago del Moro apenas comenzada la emisión del programa en la noche del jueves 2 de enero. El conductor indicó que “el reality no puede tener a alguien que no quiere jugar”.
Horas antes de la expulsión, la jugadora oriunda de Tigre lamentó tener momentos de mal humor a causa de extrañar a su familia y asegura que ya no puede distraerse tan fácilmente. “Yo no soy esto”, declaró entre lágrimas.
Keila también expresó que se siente que se está fallando a sí misma, a quienes la eligieron en el casting para ingresar la casa de Gran Hermano e incluso a las miles de personas que se presentaron para entrar al reality.
“Me siento encerrada. Me ahogo y no estoy bien. Quiero ver a mi hermanito, a mi abuela, quiero ver a todos. No sé qué hacer. No puedo conmigo, necesito ver a mi familia y estoy desesperada”, consignó Keila.
Del Moro comentó que la jugadora ha sufrido varios episodios de angustia y ansiedad a lo largo de su mes dentro de la casa, y que luego de ofrecerle varias veces la posibilidad del abandono, ella siempre la rechazó; por lo cual llegó el momento de la expulsión.