La actriz Eugenia "La China" Suárez se encuentra en un momento crucial de su vida personal, enfrentando una decisión que podría cambiar el rumbo de su familia y su relación con el futbolista Mauro Icardi. Tras haber disfrutado de unas vacaciones en Estambul, Turquía, en la casa que Icardi adquirió tras su separación de Wanda Nara, la pareja regresó a Buenos Aires, donde ahora deben enfrentar la realidad de sus compromisos y responsabilidades.
El dilema principal de La China gira en torno al futuro de sus hijos: Rufina, fruto de su relación con Nicolás Cabré, y Magnolia y Amancio, nacidos de su vínculo con Benjamín Vicuña. Con el inicio del ciclo escolar en Argentina, la actriz ha decidido, por el momento, permanecer en su departamento de Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires, para garantizar la estabilidad educativa de los niños. Sin embargo, esta decisión complica la posibilidad de una convivencia plena con Icardi, quien debe retomar sus actividades profesionales en Europa antes de mitad de año.
La situación no es sencilla, ya que tanto Cabré como Vicuña han expresado su deseo de que los niños permanezcan en Buenos Aires, cerca de sus respectivos entornos familiares y educativos. Esto pone a La China en una encrucijada: elegir entre mudarse a Europa para estar con Icardi o quedarse en Argentina para priorizar el bienestar de sus hijos. Según fuentes cercanas, la actriz ya ha trasladado algunas pertenencias a la casa de Icardi en Nordelta, lo que sugiere que está considerando todas las opciones antes de tomar una decisión definitiva.
Mientras tanto, la relación entre La China y Mauro parece sólida, aunque no exenta de desafíos. Durante su estancia en Turquía, la pareja se mostró muy enamorada, e incluso surgieron rumores sobre un posible compromiso. Sin embargo, el regreso a Buenos Aires ha puesto a prueba su vínculo, obligándolos a enfrentar las complejidades de una relación a distancia y las responsabilidades familiares que ambos tienen.