Alejandro Fantino, reconocido periodista y conductor argentino, ha compartido recientemente una emotiva reflexión sobre el complicado nacimiento de su hijo Beltrán. Este evento, que ocurrió hace cinco meses, ha dejado una profunda huella en su vida y le ha llevado a replantearse muchas cosas.
Fantino y su pareja, Coni Mosqueira, dieron la bienvenida a Beltrán tras siete años de relación. El pequeño llegó al mundo en la semana 35 de gestación, pesando apenas 1,87 kg. Desde el primer momento, el nacimiento de Beltrán estuvo marcado por desafíos. En una entrevista reciente, Fantino recordó con detalle esos momentos difíciles y cómo afectaron su perspectiva de la vida.
El periodista relató que Beltrán nació por cesárea y tuvo que ser llevado inmediatamente a la unidad de cuidados intensivos neonatales. “Cuando ves a tu hijo en una incubadora, con aire y venitas puestas en el brazo y el ombligo, te replanteás muchas cosas, muchas tonterías en las que te preocupabas en el día a día”, confesó Fantino. Este tipo de experiencias, según él, hacen que uno se dé cuenta de lo que realmente importa en la vida.
Fantino también compartió cómo fue su primera visita a la unidad de neonatología. “Era casi la 1 de la mañana y era mi primera visita a Neo. Ahí él todavía estaba sin aire, no tuvo que recibir oxígeno pero sí aire”, recordó. La preocupación y el miedo eran palpables, pero también la esperanza y el amor que sentía por su hijo.
Durante el embarazo, Coni Mosqueira también enfrentó complicaciones. A la semana 24, comenzó a tener contracciones, lo que aumentó el riesgo de un parto prematuro. Fantino describió esta etapa como un “mar embravecido” que Coni tuvo que navegar con valentía. Finalmente, Beltrán nació en la semana 35 y pasó 20 días en la incubadora antes de poder ir a casa.
A pesar de los desafíos iniciales, Fantino expresó su inmensa alegría y gratitud por la llegada de Beltrán. “Estoy loquísimo por él, mi vida está atravesada para bien por mi bebé”, afirmó. Hoy, Beltrán está sano y creciendo, y Fantino no podría estar más feliz. “Ahora por suerte pesa casi 8 kilos. Estoy loquísimo por Beltrán”, comentó con una sonrisa.
La experiencia de ver a su hijo en una situación tan vulnerable ha cambiado la forma en que Fantino ve la vida. “Uno pasa por la vida preocupándose por millones de cuestiones hasta que vivís algo así. Es como que la energía divina, Dios o quien sea, da un aviso”, reflexionó. Este evento le ha enseñado a valorar más los momentos simples y a no dar nada por sentado.