La cuarta película de Bridget Jones empieza de forma melancólica, casi sin humor. Se cumplen cuatro años desde la muerte de su esposo Mark Darcy (Colin Firth) y Bridget, de cincuenta años sigue en duelo mientras cría a sus dos hijos.
La idea de que Darcy haya muerto asesinado en una misión humanitaria en Sudán podrá darle una nobleza extra al personaje, pero a los espectadores les lleva más tiempo procesar esa información, no sólo los minutos iniciales.
Renée Zellweger, dos veces ganadora del Oscar, parece y no parece Bridget Jones. El tono de este comienzo se ve raro, distanciado y ella no logra conectarnos con el personaje y la historia.
Inmediatamente aparece Daniel Cleaver (Hugh Grant) y con él regresa algo del humor que conocíamos. Por arte de magia y de guión, la protagonista se cansa del duelo y empieza la comedia. Ahí la cosa mejora. Buscará volver al mundo de las relaciones y en ese proceso aparece, por accidente, un joven cuidador de parque, Roxter (Leo Woodall) con quien empieza una relación. En paralelo, un maestro del colegio de sus hijos, Scott Wallaker (Chiwetel Ejiofor) se cruza una y otra vez con Bridget y entre ellos parece haber cierta química también.
La comedia romántica es un género cuya gracia está en ser previsible y esta película puede adivinarse desde el minuto inicial. No es un defecto, claro. Lo que sí es un problema es la búsqueda de un tono que nunca termina de aparecer y la necesidad de poner esa gravedad con parches que dañan todo el ritmo de la narración. Una vez más, se trata de una adaptación de uno de los libros de Helen Fielding. Pero al final tenemos demasiado elenco para poco resultado y, como dato irrelevante, el primer film del personaje que es dirigido por un hombre.
Y a los que preguntan por Darcy, la respuesta es sí, Colin Firth aparece pero en modo recuerdo que interactúa, el peor vicio del cine y las series actuales. Emma Thompson se divierte mucho y Renée Zellweger no termina de saber si debe madurar o mantenerse igual a la que era hace veinte años atrás. Las imágenes de las películas anteriores durante los títulos terminan de confirmar que esta secuela era innecesaria.
