Algo se dice en Hollywood desde fines de 2023: que Netflix ganó "la guerra del streaming". Pero aquí vamos a explicar en qué consistió tal guerra y por qué la famosa "victoria".
En realidad, lo que sucedió fue que el negocio llegó a una meseta donde todos los competidores deben replantear sus estrategias (incluso el ganador) porque, como guerra, fue económicamente muy sangrienta, aunque la sangre es color verde y se perdió por millones.
En 2012, Netflix, que se dedicaba a alquilar películas por correo, lanzó su plataforma en una gran cantidad de países. El costo asequible y la cantidad de material disponible desalentó la piratería (que bajó durante varios años) y el crecimiento fue enorme. Tenía licencias de casi todos los estudios y un contrato con Disney por el cual los estrenos de la firma iban como primera opción digital a la plataforma. Pero los estudios dijeron "tenemos gran biblioteca, ¿por qué no tener un streaming propio?". Y en 2019, tanto Disney como Warner (y en realidad casi todos los grandes menos Sony, que decidió usar a Netflix) tuvieron su plataforma.
Eso causó tres problemas: el primero, que le quitaron sus materiales a Netflix. El segundo, que Netflix comenzó a gastar mucho más dinero en contenido original y en compra de franquicias para tener marcas propias. Los demás se engancharon en esa competencia y, a pérdida, gastaron muchísimo en contenidos. Muchos lograron crecer mucho en suscriptores, sobre todo cuando llegó el Covid. Hubo quienes reorientaron todo su negocio a plataformas (Disney, cuyo real core bussiness es la hotelería y el real estate, vinculado a los parques vacíos por la pandemia).
Entonces llegó Wall Street y, pasada la pandemia, preguntó por resultados. El ajuste fue feroz y el que quedó en mejores condiciones fue el que se lanzó primero ( Netflix) porque, además, apostó al mercado global tanto como al estadounidense. Hoy las cosas están en crisis: la piratería creció más (porque los usuarios se hartaron de pagar muchas plataformas para tener un catálogo no siempre amplio); las suscripciones decrecen porque ya se alcanzó el pico y las empresas recortaron en todo sentido.
¿Qué quedó? Un modelo que venció a la TV tradicional, pero que hoy, ante el pedido de los inversores de tener ganancias, opta por subir precios y sostenerse también con publicidad en contenidos. Y volverá la vieja sindicación -un estudio alquila sus contenidos a otra firma- porque es la única manera de amortizar una biblioteca que "no entra" en los servidores de cada streaming. La inversión en tecnología es clave y se descuidó en pos de películas y series. Volverá la concentración y la vieja propaganda. El streaming, quizás, será la TV OTT y 2.0.