Alejandro Fantino ha compartido recientemente una situación personal que ha tocado los corazones de muchos: la condición de su hijo recién nacido, Beltrán, quien aún no ha recibido el alta médica a dos semanas de su nacimiento.
Este acontecimiento ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad y la fortaleza humana, así como la importancia de la salud neonatal. Beltrán, el segundo hijo de Alejandro Fantino, nació en la semana 35 de gestación, lo que es considerado un parto prematuro.
Su peso al nacer fue de menos de 2 kilogramos, una situación que requiere cuidados especiales y vigilancia constante por parte del equipo de neonatología.
La prematuridad y el bajo peso son factores que pueden complicar el inicio de la vida de un bebé, ya que sus sistemas vitales aún están en desarrollo y pueden no estar completamente preparados para funcionar fuera del útero materno.
La estancia prolongada en neonatología es una medida preventiva y de apoyo para asegurar que los bebés prematuros como Beltrán ganen peso y desarrollen habilidades cruciales como el reflejo de succión, esenciales para su alimentación y crecimiento.
Además, el ambiente controlado de la unidad de neonatos proporciona la temperatura, la nutrición y el cuidado médico necesarios para que estos pequeños luchadores se fortalezcan y estabilicen.
Fantino ha expresado su mezcla de emociones ante esta situación. Por un lado, hay una fascinación y un amor inmenso por la llegada de Beltrán; por otro, existe la preocupación y la ansiedad que cualquier padre sentiría al ver a su hijo en una unidad de cuidados intensivos.