Soledad Pastorutti, conocida cariñosamente como “La Sole”, es una de las figuras más emblemáticas del folklore argentino. Desde sus inicios, ha sabido combinar la tradición con la modernidad, logrando así revitalizar un género que, en la década de 1990, necesitaba un nuevo impulso. Nacida en Arequito, Santa Fe, Soledad comenzó su carrera musical a una edad temprana, influenciada por su familia y el entorno cultural de su pueblo.
El gran salto a la fama de Soledad ocurrió en 1996, cuando se presentó en el Festival Nacional de Folklore de Cosquín. Su energía en el escenario, su voz potente y su carisma la convirtieron rápidamente en una sensación. Con solo 15 años, logró captar la atención de un público joven que hasta entonces no se había sentido particularmente atraído por el folklore. Este fenómeno fue conocido como el “boom del folklore joven”, y Soledad fue una de las principales figuras de este movimiento, junto a otros artistas como Abel Pintos y Luciano Pereyra.
Uno de los aspectos más destacados de la carrera de Soledad es su capacidad para mantener viva la esencia del folklore mientras incorpora elementos contemporáneos. Sus primeros discos, como “Poncho al viento” y “La Sole”, son claros ejemplos de cómo logró fusionar ritmos tradicionales con arreglos modernos, haciendo que sus canciones fueran accesibles y atractivas para una audiencia más amplia. Esta combinación de lo antiguo y lo nuevo no solo le permitió ganar popularidad, sino también respeto dentro de la comunidad musical.
Recientemente, la artista habló sobre el proyecto que mira hacia el futuro, como es Sole As One, y con otro que va hacia el pasado, en donde rescatás la música tradicional de Latinoamérica.
“A mí me tocó primero, pero yo no lo busqué. En aquella época el folklore estaba en un momento bastante chato. Todos hablaban de su poca capacidad de comercialización y por eso no había ninguna compañía interesada en él. El folklore siempre fue por otro lado, representa a la gente en su forma de describir la cotidianidad y, si bien tiene mucho del pasado porque es parte de nuestra historia, considero que también es nuestro presente y nuestro futuro, pero que hay que trabajar para que así sea”, contó la artista sobre su pasado.
“Hoy el folklore está vestido de otra manera y hay un montón de artistas que se valen de recursos del género para poder comunicarse con la gente y representarla. Siempre me preocupo por no descartar lo que fue esta música porque ahí están nuestros abuelos, pero también nuestros errores y nuestros aciertos. Me parece un error quedarse estancado, hay que disfrutar el presente y ver cómo evolucionamos”, agregó.
La influencia de Soledad en el folklore argentino es innegable. Ha vendido más de siete millones de discos y ha recibido numerosos premios, incluyendo el Grammy Latino y varios Premios Gardel. Su impacto va más allá de los números; ha logrado que una nueva generación se interese por el folklore, asegurando así la continuidad y evolución del género.