El 10 de junio de 2021, la imagen de la riojana Paula Sánchez Frega (32) fue replicada en todos los medios de comunicación como si se tratara de una cadena nacional. ¿El motivo? Se convirtió en la primera víctima de pornoextorsión de la Argentina que logró que la justicia condenara a su ex pareja, el tatuador Patricio Pioli, a 5 años de prisión efectiva por los delitos de coacción y lesiones leves calificadas en el marco de la viralización de un video íntimo sin su consentimiento.
Sin embargo, su logro no fue fácil y tuvo que atravesar cinco años de tormento constante debido a las distintas afecciones psicológicas que padeció y debió tratar: estrés postraumático, ansiedad, depresión, ataques de pánico e insomnio.
Y mientras sacaba fuerzas para reponerse de la angustia que le generaba que su nombre estuviera vinculado a un hecho sexual súper mediático, su ex continuaba hostigándola y ventilando hechos de la relación. El momento más crítico fue cuando contó, durante una entrevista radial, que Paula había sido abusada sexualmente por su abuelo en la infancia.
Durante todo ese tiempo, la maldad y la perversión de su ex crecían a la par de los sitios web que mostraban su video íntimo y de los grupos privados de Instagram que compartían ese material prohibido. Incluso, hubo muchos que hasta lucraron con la venta de la filmación. Fue algo explosivo e imparable.
“Fueron 5 años muy duros en los que no tuve trabajo. Nadie quería darme una oportunidad por un tema de prejuicios. Atravesé momentos de mucha angustia, se me despertó una enfermedad crónica y tuve que pasar por dos cirugías para tratar una endometriosis”, recordó Paula.
La ayuda de su familia y sus amigos fue crucial para que pudiera mantenerse en pie, pero hubo una mujer que apareció de manera inesperada en su vida, que hizo que volviera a recuperar la confianza en sí misma.
Se trata de la jueza Karina Becerra, vocal del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja, quien la contactó para interiorizarse en su situación personal tras la condena de Pioli y al advertir sobre lo que estaba atravesando la contrató como su secretaria, a principios de 2022. “Karina fue un gran pilar en mi vida, la única que me ayudó. Gracias a ella pude ordenarme y estabilizar mi psiquis. Si hoy estoy de pie, se lo debo a ella. Lo mejor llegó de su mano”, admitió.
Las sesiones de terapia también la ayudaron, al igual que arrancar con una nueva rutina y mantener la cabeza ocupada; esta vez por cuestiones laborales. Se volvió más activa en las redes sociales, sus seguidores se incrementaron notablemente y apareció su primer auspiciante: una marca de lencería. Sin buscarlo, se convirtió en modelo y empezó a subir sensuales fotos en ropa interior.
Tras superar la barrera de las 150 mil personas que la seguían, Paula decidió explorar otra faceta en este camino de empoderamiento personal que viene realizando después de tantos años de bullying virtual y apostó por monetizar su contenido íntimo. Pero esta vez, con su consentimiento.
Abrió una cuenta en la app Tecito, una plataforma gratuita que permite subir distintos tipos de materiales y aceptar pagos y suscripciones de los fans, y a la semana ya había recaudado un millón de pesos por la venta de sus fotos y videos eróticos.
“Probé y me fue fantástico. Me puse como meta recaudar $8 millones para mudarme, porque sigo viviendo en el ‘departamento del horror’, y ya llevo recaudado casi el 20%”, contó Paula.
“Además de la gente que compra en la app hay otras que prefieren donar plata. En el perfil de la web, el contenido está blureado y vos tenés que pagar para poder verlo. El valor de cada foto arranca en $300 y el material más caro que tengo publicado cuesta $7500, que trae un video y 5 fotos”, detalló.
“Acá soy yo la que decide qué mostrar. Esto es una elección mía y es algo consentido. No tiene nada que ver con lo que me pasó. No es lo mismo. Para mí hacer esto es algo superador. Yo la pasé muy mal y pude transformarlo en algo positivo”, se defendió ante las críticas recibidas.
Y agregó: “A la gente que se sorprende porque vendo contenido le digo que no vi la misma sorpresa cuando una persona difundió material íntimo que estaba reservado al ámbito de la privacidad y lo compartió con toda una sociedad, la misma que en complicidad ayudó a que llegara a cantidades de personas indeterminadas. En ese entonces no importaba el costo del daño que generaba a una persona. Ahora quizás molesta más que el costo sea económico a mi favor”.
En el sitio Tecito, Paula se presenta con una foto muy sensual. “Disfrutame y regalame un tecito”, puede leerse en su perfil, desde donde se acceden a las 42 producciones que tiene subidas hasta el momento. Y una vez que la plataforma se queda con un porcentaje de las ventas generadas, el resto ingresa directamente a su cuenta bancaria.
“Es algo que no tiene ningún tipo de riesgo para mí porque yo decidí no vender contenido explícito, como sí hacen otras chicas”, aclaró Paula para desligarse de aquellas mujeres que también utilizan esa app para concretar citas. Lo que no descarta es empezar a subir desnudos ante la insistencia de sus suscriptores.
“Si finalmente me decido lo voy a hacer en Only Fans, que es un plataforma que tiene otro perfil. Es más profesional pero también más compleja. Por ahora solo me abrí la cuenta. Estoy aprendiendo a usarla”, se sinceró. Sin embargo, ya tiene 25 suscriptores que empezaron a pagar USD 5 mensuales.
Consciente del morbo que generó su caso de pornoextorsión, Paula trata de no quedar atada a esa época oscura de su vida y tras superar su propios inseguridades se muestra como una mujer plena y empoderada. “Las mujeres ya no lloramos, facturamos… como diría Shakira”, concluyó orgullosa de su nuevo emprendimiento virtual.